Columna
Primero saltó de un lado a otro de la cámara y luego de los estudios a la segunda guerra mundial. Una instantánea final de Lee Miller.
Almuerzo sobre la hierba, una imitación de una obra de Manet
Nadie sabía decirle que no a Lee Miller. Así fue como logró desembarcar junto a las tropas aliadas en Normandía, convertida en corresponsal de guerra de la revista Vogue, si alguien puede imaginarse semejante cosa. Digo, que una revista de modas cubriera la guerra contra Hitler enviando al frente a una ex modelo vestida de combate. Pero Lee Miller no era una modelo cualquiera: de hecho, se trataba de la primera mujer que había pasado de un lado de la cámara al otro. En su América natal había sido la primera Chica Kotex (es decir, la imagen del “escandaloso” primer aviso de compresas femeninas aparecido en una revista “de categoría”. Eso sí: fotografiada por el gran Steichen); luego había partido a París, donde se convirtió en musa y amante de Man Ray, además de enloquecerlo de celos con su promiscuidad; luego se internó en una clínica en Suiza hasta alcanzar su peso “ideal” (con 45 kilos tendría, según ella, las proporciones perfectas para que su cuerpo armonizara con el del diminuto millonario egipcio Aziz Bey y así poder casarse con él), y vaya a saberse cuánto tiempo habría tardado en aburrirse de sus exóticos pasatiempos en El Cairo (coleccionar serpientes y amantes, participar en carreras nocturnas de camellos por el desierto, organizar con sus amigotes raids de saqueo en las excavaciones arqueológicas, que consistían en robar piezas de una pirámide para plantarlas distraídamente en otra), si el estallido de la Segunda Guerra no la hubiese confinado en Inglaterra.
Durante el bombardeo de Londres, Miller convenció a Vogue de hacer producciones de modas en la calle, entre los escombros. Como ninguna otra modelo se atrevía, posaba y se sacaba las fotos ella misma en las calles. Las fotos que entregaba a la revista daban mucha menos importancia a la modelo y los vestidos que al telón de fondo (una de sus imágenes más poderosas era la de una iglesia bombardeada, de cuyo pórtico salía una cascada de escombros como si fueran feligreses a la salida del oficio dominical), de manera que los de Vogue habrán respirado aliviados cuando Miller logró colarse en el contingente de prensa que acompañaría el d...
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Fundador de Radar, el suplemento cultural de Página 12. Su último libro se titula 'El hombre que fue viernes'.
Marzo de 2012
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