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Al final de esta “novela” el protagonista conduce ebrio a 250 kilómetros por hora. Todo parece indicar que se va a morir. Debo reconocer que sentí un gran alivio, no por su muerte, que me era indiferente, sino porque había llegado a su fin una lectura agobiante.
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Abogado con maestría en literatura.Codirigió el programa Librovia de la Alcaldía Mayor de Bogotá y fue editor de Semana Libros. Poemas suyos han aparecido en diversas antologías y en 1996 fue finalista en el Premio Nacional de Poesia.
Marzo de 2009
Edición No.95
Publicado en la edición
No. 158La crisis de la novela ha sido anunciada con visos apocalípticos en distintos momentos de la historia de la literatura. A mediados de los noventa, uno de sus más destacados representante [...]
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No. 120Durante tres décadas, Wislawa Szymborska escribió una columna en el periodico polaco Vida Literaria. En ella respondía las preguntas de personas interesadas en escr [...]