Entre páginas abiertas y con la mirada fija llega El Malpensante 247. Portada de Natalia Rojas.
El recorrido empieza con un acercamiento al Iceberg, un mundo de posibilidades para reivindicar el derecho humano al goce y los avatares del género en “¿Soñamos las mujeres trans con vaginas eléctricas?“, escrito por Brigitte Baptiste.
Luego abrimos las compuertas de nuestro habitual especial de ficción. Empezamos desembarcando en la Colombia de finales del siglo XX con el primer capítulo de la nueva novela de nuestro fundador Andrés Hoyos, titulada “La tía Lola”, una radiografía de los malestares de la alta sociedad colombiana. Ilustración de Nathaly Cuervo.
Siguen los relatos breves. En “Movimiento perpetuo” nos adentramos en la vida de la poeta bogotana María Malaver, cuya prosa rebelde cuestiona la naturaleza del universo como un reflejo divino. John Jairo Junieles nos presenta esta ventana hacia la memoria, ilustrada por Cigarra Entinta.
Continuamos sobrevolando la Colombia del pasado en el cuento “La sonrisa de mi bisabuelo”, donde Andrés Arias se refunde en el relato de unas viejas fotografías que esconden la historia del primer fotógrafo queer del país: Benjamín de la Calle.
Después nos dejamos llevar por el palpitar🫀 de ancestros encadenados y un amor paradójico en “La libertad de los Santa Torre”, el debut en ficción de la periodista Dora Glottman, ilustrado por León Legrand.
Ahora experimentamos una calurosa noche en “El jugador de billar”, de Jerónimo García Riaño: la descripción puntillosa, entre tizas y carambolas, de una apuesta mortífera.
Más tarde llegamos a los cerros de la costa austral para vivir junto a Adela la locura del instante de una decisión en “Arrebato”, un cuento de María Mazzocchi ilustrado por Raquel Páez Guzmán.
También nos adentramos en el infierno matutino de un hombre al que le cambió su destino en el cuento “El desayuno no se hará solo”, escrito por Carlos Andrés Gómez e ilustrado por Francisca Jiménez.
Finalmente, viajamos hasta Montevideo en la desventura que escribe Jaime Lerisque en “La ruta 1”, ilustrado por Juan David Quintero (Yeidi).