Uno / A ver: si Charly García es la influencia, entonces nosotros somos los influenciados. Desde el vamos y para siempre, mientras el tipo ese con ojos de Drácula y manos de Nosferatu que en lugar de chuparte la sangre te la devuelve, te la cambia, te la mejora, te la pone fuerte y roja y pesada justo cuando empezaba a parecerse demasiado a una agüita rosada, a vino barato, a jugo sin glóbulos, a un líquido enfermo y transparente que no conmueve ni mueve a nadie.
Dos / Tiene algo de perfecto el hecho de volver —de pasar— por unos pocos días a esa bombardeada Buenos Aires y encontrarte como si nada hubiera pasado, como si hubieran pasado tantas cosas, con las paredes de Figueroa Alcorta cubiertas por la mirada roja de Charly García. Ojos de videotape escarlata que te miran fijo debajo de unas letras donde se lee Influencia.
Me acuerdo —creo recordar— que los discos de Charly García suelen salir los sábados. (Por lo menos estoy seguro, sí, de haber comprado La hija de la lágrima durante una fiebre de un sábado por la mañana.) Y así entramos en una disquería de un shopping que no estaba la última vez que pasé por ahí y que probablemente no vaya a estar ahí la próxima vez que pase. Y, ah, la devaluación y el lujo de un “déme tres” por primera vez en la vida. Y más de un irritable se va a irritar cuando lea esto, pero —Influencia García— me importa un carajo. Y así, hago patria: uno para un amigo que me acompaña, otro para un amigo en Barcelona, y otro para mí. Así están las cosas y así está Charly García y así está Influencia: buenísimo. Y los tres nos quedamos muy contentos mientras otros compran dulce de leche, camperas de cuero, departamentos y todo eso. Pero el mejor souvenir —para adentro o para afuera— es un compact de Charly García, recuerden, escuchen.
Tres / Influencia y Charly García suenan diferente en Buenos Aires que en Barcelona. En Buenos Aires, Charly García tiene el urgente sonido de loqueestápasando: canciones que son casi subtítulos de una película enloquecida en la que se entienden algunas cosas y otras no. La Gran Película Argentina que nadie va a nominar al Oscar. Días después, en Barcelona, Charly García y su Influencia ya han adquirido ese barniz de tango apocalíptico que suelen tener siempre él y su música. Aquí y allá, Charly García ...
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Buenos Aires, 1963), escritor argentino radicado en Barcelona.
Agosto de 2002
Edición No.40
Publicado en la edición
No. 204Si alguien lo contradice, inhale, exhale y pelee. Quizás no haya una mejor forma de comunicarse. [...]