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En los años sesenta, el famoso crítico de arte de Time creyó que no había nada mejor en la vida que acostarse con “el mejor polvo de Londres”. Luego descubrió que hacerlo implicaba un sufrimiento inaudito.
© Ted Streshinsky | Corbis
Cuando yo tenía 28 años y era un australiano que vivía en el Londres de fines de los sesenta, me lancé a una aventura matrimonial que me trajo –aparte de unos episodios tempranos de gran deleite y quizá de una pequeña dosis de ilustración– la miseria más extrema y duradera que he sentido nunca en la vida.
Mi esposa se llamaba Danne: Danne Patricia Emerson. Durante mucho tiempo pensé que me era imposible existir sin ella; que no había ninguna otra mujer sobre el planeta que pudiera procurarme semejante intensidad sexual y emocional. De forma errática y episódica, ella albergaba las mismas fantasías sobre mí.
Y ahí estaba el detalle: se trataba de una fantasía mutua. Si alguna vez hubo una aleación fallida entre dos personas ferozmente inmaduras y sobrecargadas de emociones, ese fue nuestro matrimonio. Yo era tan incompatible con ella como ella lo era conmigo. El desastre resultante fue tan total que incluso ahora, 40 años y dos matrimonios más tarde, cuando pienso en el tema siento escalofríos, aunque no puedo ni quiero negar que tuvimos algunos buenos tiempos juntos, al comienzo.
Nos conocimos en una fiesta etílica en Notting Hill.
–¿Quieres conocer al mejor polvo de Londres? –me preguntó el anfitrión. Señaló luego hacia el sofá sobre el que estaba sentada, con un vaso de vodka tibio en la mano, una rubia alta de largas extremidades y de quijada cuadrada. Nos presentaron. Las cosas empezaron a hacer click, primero los piñones pequeños, luego los más grandes.
Su educación había sido católica, tal vez no tan ortodoxa como la mía, pero aún así estricta. Al igual que yo había estudiado en la Universidad de Sydney. Había sabido de mí por las revistas universitarias, había hojeado mis textos y caricaturas en Honi Soit, el periódico estudiantil, y hasta me había visto de pasada en el canal 2 de la BBC.
Ella acababa de llegar a Londres y no tenía planes particulares. Pero de más está decir que no había hecho un viaje tan largo para ser secretaria en un consultorio odontológico de mierda. Esperaba irse a Italia pronto.
Arrancamos para Venecia a las dos semanas, y menos de un m...
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Quisiera leer completo el articulo LA MALDICION DEL AMOR LIBRE. QUE HAGO
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Su último libro es la 'Monografía de Goya'.
Abril 2008
Edición No.85
Publicado en la edición
No. 204Sígalas y tal vez pueda convertirse en protagonista de la próxima polémica literaria. [...]