Ficción
A Guido Tamayo, que sabe de esto.
A Delio “Maravilla” Gamboa, mi primer ídolo.
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Por amor propio, ¿me entiende? No metí ese gol por amor propio. El técnico me había condenado a ver el partido desde la banca, precisamente ese, el partido en que nos jugábamos la clasificación a la semifinal de la Copa, me había suspendido por tres fechas porque yo les había dicho a los periodistas que entre las directivas del club había personas que sabían más de negocios que de fútbol. No se imagina usted la que se armó. Mi declaración fue reproducida por televisión y radio, fue noticia en los periódicos y escándalo entre los dueños del balón, que no son propiamente los jugadores sino los que tienen metida la plata en los equipos.
–Me piden que te sancione por tres fechas –me dijo el profesor Marrugo–. Tienes que entenderme, no estoy de acuerdo con la sanción, pero a estas alturas no puedo ponerme a pelear con las directivas, les bajaría la moral a los jugadores.
Esa fue la explicación que me dio el técnico y ese fue el motivo por el que en los dos últimos partidos había calentado banca, sufriendo y sabiendo que podía estar en la cancha en mi puesto de siempre, perdóneme la vanidad, entonces yo era el primero en la lista de goleadores del campeonato nacional y el tercero en lo que iba jugando de la Copa.
–¿Ni siquiera en el partido contra Paraguay? –le pregunté al Profe.
–Ni siquiera en esa fecha –me respondió con la voz quebrada como si me estuviera dando el pésame por la muerte de un hermano.
–¿Por eso me están embolatando el pase?
–No creo –dijo mi amigo el técnico–. Tu pase vale mucha plata. Si lo negocian con los españoles, el club se embolsillará un buen billete. La sanción fue una medida injusta, tú sabes cómo es el doctor Prieto, lo quisquilloso que es cuando lo critican en público.
Por amor propio, le dije lo que había sufrido en las dos últimas fechas, primero con el empate a los ecuatorianos y luego con el que les regalamos a los peruanos después de estarles ganando, porque este último empate fue servido en bandeja por un error de nuestra defensa cuando...
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Escritor, periodista, ensayista y crítico literario. Doctor honoris causa en literatura de la Universidad del Valle. Publicó relatos, ensayos, crónicas y más de quince novelas.
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