Plante un árbol, construya un ataúd y muera tranquilo
Raúl Mercado Salvatierra vivió casi medio siglo preparándose para el momento de su muerte. El autor de esta crónica visitó al personaje durante sus últimos años, en una ínfima población boliviana donde un paisaje de hojas de coca enmarca la nada de los días. En esa monotonía serena transcurrió la vida de un hombre orgulloso de haber cortado con sus propias manos la madera del ataúd en que lo enterrarían.
POR Álex Ayala Ugarte

ACERCA DEL AUTOR

Fue director del dominical de La Razón, editor de Pulso y fundador de Pie Izquierdo. Premio Nacional de Periodismo de Bolivia (2008). Ha publicado cuatro libros: Los mercaderes del Che, La vida de las cosas, Rigor mortis y Ser payaso es cosa seria.