Sci-fi andina

Una ceremonia ancestral en la desolación del páramo despierta un poder oscuro en una adolescente en Chamanes eléctricos en la fiesta del sol, la última novela de Mónica Ojeda.

POR Pablo Concha

Marzo 28 2024
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La figura ominosa del cóndor sobrevolando las montañas ya había planeado por las páginas de la escritora Mónica Ojeda (Guayaquil, 1988), y los vientos helados del páramo ya habían sacudido a sus personajes, así como la imponencia aterradora de un volcán y las tradiciones ancestrales que honran el poder de la naturaleza. Ahora, en Chamanes eléctricos en la fiesta del sol (Penguin, 2024), la autora nos sumerge de lleno en estos paisajes en los que había indagado en algunos de los relatos de Las voladoras (“Soroche”, “Terremoto” y “El mundo de arriba y el mundo de abajo”) y en el cuento “Inti Raymi”, incluido en la última antología de Granta publicada en 2021. Es precisamente durante esta ceremonia en donde se desarrolla buena parte de la novela. El Inti Raymi es una celebración ancestral que rinde homenaje al sol y que marca el inicio del año nuevo andino. Durante el Inti Raymi los participantes se visten con trajes tradicionales, realizan rituales sagrados y representaciones teatrales que recrean antiguas ceremonias incas que se han transmitido de generación en generación.

En un futuro cercano (más o menos el año 2042), las adolescentes Noa y Nicole deciden escapar de su hogar cansadas de la violencia y llegan al festival Ruido Solar, un evento celebrado anualmente que reúne a músicos, bailarines, poetas y chamanes a los pies de uno de los numerosos volcanes de los Andes y cuyo plato fuerte es la banda Los chamanes eléctricos. En Ruido Solar, Noa y Nicole forman una suerte de amistad con otros asistentes al festival y la narración avanza a través de sus diferentes voces. Este coro compuesto por Pamela y Fabio, Mario, Adriana, Julián, Pedro y Carla va dando cuenta del comportamiento cada vez más extraño y errático de Noa, algo que sobrepasa los efectos de las drogas alucinógenas que consumen y la energía misma del evento. En medio del festival el grupo de amigos es testigo de visiones proféticas y comportamientos aberrantes y terroríficos. Una experiencia mística que despierta algo latente y oculto en el cuerpo de Noa, una parte de su herencia desconocida para ella. Un prodigio que podría tener consecuencias catastróficas.

En Chamanes eléctricos tenemos la búsqueda del padre, la huida del dolor y la muerte y el escape hacia lo desconocido. El deseo de encontrar aquello que dé sentido a todo, una explicación para lo que no fue y quizá una indicación o camino de lo que podría ser. La enseñanza de que la música y la danza no son un mero divertimento, sino instrumentos poderosos que pueden transformar la realidad y modificarla según los propósitos del corazón y la mente del que los ejecuta.

Noa es el centro alrededor del cual gira la narración de Chamanes eléctricos en la fiesta del sol, la adolescente de diecisiete años que escapa de Quito con su mejor amiga. Ambas están hartas de sus familias disfuncionales y de la violencia y el narcoestado en el que viven. La violencia ha alcanzado niveles insospechados al punto de tener que formarse patrullas barriales que van armadas y ejercen la justicia por mano propia. Mujeres, niños y adolescentes aprenden muy temprano a manejar armas de fuego y en todos los hogares hay una. Las luchas entre las bandas del narcotráfico son cada vez más sádicas: atentados con carros bomba, cadáveres colgados de los puentes y cuerpos decapitados tirados en las calles. Un colapso total del orden público. Como si la naturaleza sintiera estas aberraciones, los terremotos y las erupciones volcánicas son cada vez más frecuentes. La tierra herida se sacude.

La narración coral, cuyo centro empieza a converger en Noa, da paso a los diarios de su padre, llamado Ernesto, quien abandonó a su familia para ir a exiliarse a la montaña en la casa de su madre, una reconocida bruja de la zona dedicada a la construcción de monstruos de la mitología andina y a crear cantos para diversos propósitos. Noa pretende ir a verlo luego de que termine el festival Ruido Solar. 

Lo más interesante de la novela son estos diarios del padre de Noa, titulados “Cuadernos del bosque alto” (I, II y III), ya que le dan sentido a toda la narración. Son la evidencia de la voz de alguien que ha decidido no hablar. Ernesto ama el silencio y escribe en su diario porque espera, porque cree que el acto lo acerca a Dios y además piensa que “escribir es inventarse un habla que no tienes y unos oídos que no están”. Estos eventos incomprensibles durante el festival, que poseen rasgos sobrenaturales, comienzan a entenderse a medida que Ernesto rememora episodios de su niñez. El vínculo entre Noa y su difunta abuela, a quien nunca conoció y de la que no sabe nada, son parte del núcleo ardiente de la novela. Algo que empieza a hervir y amenaza con erupcionar de manera violenta.

El fragmentar la historia y presentarla de esta manera aumenta la tensión y el desconcierto del lector, enganchándolo más fuerte y creando una sensación ominosa que se hace presente de forma más preocupante a medida que se avanza. Ojeda ha escrito una novela sci-fi andina en donde se muestra la criminalidad del Estado, la degeneración de la sociedad, el daño ambiental y la manera como la naturaleza reacciona a estos ultrajes. 

La autora es reconocida por sus novelas La desfiguración Silva (El Fakir, 2014)Nefando (Candaya, 2016) y Mandíbula (Candaya, 2018); por el libro de cuentos Las voladoras (Páginas de Espuma, 2020) y por los poemarios El ciclo de las piedras (Rastro de la Iguana, 2015) e Historia de la leche (Candaya, 2020). En 2017 fue incluida en la lista Bogotá39 y en 2021 fue seleccionada por la revista Granta como uno de los 25 mejores escritores jóvenes en español.

Chamanes eléctricos en la fiesta del sol es distribuido por Penguin Random House y se encuentra disponible en las principales librerías.

ACERCA DEL AUTOR


Escritor colombiano. Autor de los libros de cuentos Otra Luz y La piel de las pesadillas. Colaborador literario en varios medios culturales.