“Una filarmónica no puede decir en 2024 que la gente no escucha buena música”

Una entrevista con María Catalina Prieto

Lejos del centralismo y la mirada por encima del hombro, la Orquesta Filarmónica de Medellín está apostándole a un acercamiento popular de la música clásica. En esta entrevista, su directora ejecutiva, María Catalina Prieto, cuenta cómo la Filarmed se ha aproximado a comunidades diversas y cómo lo hará en 2024 desde una premisa tajante: la música académica también puede ser porosa, amplia y comprometida con grupos marginados, como las personas neurodivergentes o los excombatientes.

Por Mariana Camargo y Andrea Salamanca

 

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Febrero 10 2024
Filarmed

Fotografía de Edwin Bustamante

Desde hace alrededor de tres años, María Catalina Prieto lidera la ejecución y organización de los distintos proyectos que desarrolla la Orquesta Filarmónica de Medellín (Filarmed). Para ella, la música y la orquesta deben ser un medio artístico democrático que consiga crear conexiones con y entre el público. Con dicha idea en mente, la Filarmed plantea un giro de tuerca en la forma de realizar la programación para este año. El programa Conexiones es la propuesta con la que esperan abrir espacios donde el público pueda participar activamente en la planeación de los contenidos culturales. El Malpensante charló con ella sobre los desafíos y expectativas que tiene para este año con la ejecución de esta nueva propuesta, así como sobre sus perspectivas en torno a la función del arte en el ámbito social.

 

Sabemos que tienes una amplia trayectoria en el mundo cultural: trabajaste con la Orquesta Filarmónica de Bogotá así como con el Centro Internacional para la Música Coral en Bélgica. Pero quisiéramos ahondar en estos casi tres años como directora ejecutiva de la Orquesta Filarmónica de Medellín. Han sido varias las temáticas y los proyectos que has podido llevar a cabo, ¿qué satisfacciones y desafíos te ha traído ser la directora de la Filarmed?

Ha sido un tiempo muy bonito. Han sido ya seis años y medio en esta orquesta. Los tres primeros fueron como subdirectora y los tres últimos como directora. Francamente no sé dividir muy bien el tiempo como directora del tiempo como subdirectora. Entonces puede que te diga cosas que hicieron parte del primer período. No creo que yo haya hecho absolutamente nada, solo creo en un equipo humano muy especial.

Recientemente planteamos la posibilidad de tener un proyecto que acercara la música sinfónica a los ciudadanos, que fuera un poco más allá de pequeñas acciones de formación de públicos, porque, a mi modo de ver, en algunas organizaciones estas acciones se realizan solo para cumplir. Queremos ser una orquesta cercana, retar esos paradigmas de 200 años de las orquestas, salir del teatro. En un inicio no fue fácil para ellos porque retaba todo lo que hemos aprendido en la universidad y en los conservatorios, pero es muy grato verlos hoy, seis años después, siendo ellos mismos los que proponen ir a las comunas más alejadas y los que dicen que no estamos haciendo suficientes actividades sociales.

Es una verdadera satisfacción haber logrado que la orquesta sea realmente para los ciudadanos y no para los pocos que a veces van al teatro los sábados, y eso lo demostramos el año pasado con la filosofía del 40 aniversario. No queríamos celebrarnos a nosotros mismos, sino que queríamos celebrar la ciudad que nos ha permitido ser. Una filarmónica no puede decir en 2024 que la gente no escucha buena música y que qué horror ver a Karol G en estadios. Lo importante es comprender que uno hace parte de otras dinámicas y de otro mundo, entonces hemos hecho un esfuerzo muy grande por hacer fusiones con distintos grupos populares, de todos los géneros, que van desde el hip-hop hasta el pop, pasando por el reggaetón.

 

Háblanos un poco sobre la apuesta por la democratización de la Filarmed con el proyecto Conexiones, ¿cómo ha sido el trabajo de estos meses previos y de qué se trata este nuevo enfoque en la programación?

Voy a ser muy sincera. Yo no sé si nos va a funcionar, pero de alguna manera sentía que era el siguiente paso que debíamos dar. Nosotros hemos sido conscientes de la importancia de ser relevantes para nuestras comunidades, pero ha sido una comunicación de una sola vía, es decir, nosotros hemos diseñado desde el escritorio; ha sido con un conocimiento del territorio y de la ciudad, pero no les hemos dado voz a las comunidades. Para este año la apuesta es que vamos a permitirles a las distintas comunidades que puedan ellas aportar y decidir cómo quieren consumir la música sinfónica. El trabajo previo ha sido principalmente pensar el porqué. Y el porqué es precisamente que Medellín no es hoy lo que era antes de la pandemia. Realmente Medellín tiene hoy una ciudadanía completamente distinta. Nos dedicamos a identificar cuáles eran esas poblaciones que hacen de Medellín hoy lo que es y vamos a dedicarles un mes a cada una de esas poblaciones, inspirados, por supuesto, en la música sinfónica, porque es nuestro quehacer. Vamos a hacer grupos focales con estas poblaciones, les vamos a poner la música que está planteada para los conciertos de temporada y con base en esa música les vamos a preguntar qué los inspira. Entonces, ellos van a escoger los elementos, cómo va a ser el programa, cuáles van a ser los colores, qué actividad hay previa antes del hall. Con unas bases, por supuesto, porque si no sería demasiado caótico. Es una creación colectiva que implica mucha conversación.

Queremos abrir la posibilidad de realmente conectarnos, porque nos dábamos cuenta, cuando hablábamos de Conexiones, que nunca antes habíamos estado tan desconectados de nosotros mismos, de nuestro cuerpo, de nuestra mente, de nuestro espacio, del entorno que nos rodea, del otro. Tendemos a conectarnos con los que son iguales a nosotros y para eso los algoritmos nos ayudan mucho. Pero nosotros queremos todo lo contrario, creemos que una ciudad y una sociedad suficientemente interesante y próspera surge a partir de la diferencia y se construye a partir de entender cuál es el punto de vista del otro.

 

La Filarmed también cuenta con programas sociales como Soy Músico y el Coro Reconciliación. Cuéntanos un poco del trabajo que cada uno desempeña y cómo se relacionan para este 2024 con la programación Conexiones.

Soy Músico es un programa en el que trabajamos con jóvenes neurodiversos. Cuando diseñamos el programa nos dimos cuenta de que había muchas alternativas para niños, pero no había ninguna alternativa para jóvenes. Empezamos con un grupo de veinte jóvenes convocados a través de instituciones que trabajan con este tipo de población e hicimos unos talleres semanales en los que sensibilizábamos con distintos instrumentos y con la voz. Tuvimos una apuesta nueva: abrir dos grupos, para así poder empezar a cultivar un semillero de los que estaban empezando y otro grupo de proyección que son aquellos que han tenido ya un talento identificado, digamos más allá de lo estándar. Todos los chicos tienen una vez al año un concierto con la Orquesta Filarmónica de Medellín. Los músicos ya nos reclaman este programa, lo disfrutan mucho. 

Por otro lado, el Coro Reconciliación es un coro que nace en 2019. Comenzó cuando en 2018 nos invitaron a celebrar el Día Internacional de la Paz y salimos de ahí muy conmovidos. Quisimos hacer algo al respecto, porque si decimos que nuestro propósito superior es transformar con música, tendríamos que hacer parte de este proceso de paz. Así surgió el Coro Reconciliación. Lo hicimos con la ayuda de diferentes agencias que trabajan con esta población: por un lado, la Unidad de Víctimas, y por el otro lado la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN). Ellos nos ayudaron a convocar estas poblaciones y fue muy especial. Yo les quiero decir que hoy cuando uno mira hacia atrás dice que lo hicimos muy bien, pero la idea de Conexiones pudo haber salido muy mal. ¿Por qué? Porque nosotros no somos especialistas, no somos sociólogos, no somos trabajadores sociales; nosotros somos músicos. Entonces vamos a hacer este ejercicio como si fuera un coro igual que los demás. Nunca tenemos el espacio de socialización profunda con los excombatientes. 

¿Qué hicimos entonces? Cuando llegaba cada uno de los participantes nuevos, el profesor los escuchaba cantar y les decía: “Bueno, tú eres soprano, vente para aquí a la izquierda, tú eres contralto, vente para acá. Tú eres menor, vente para acá”. Así, naturalmente, los empezó a mezclar, y eso hizo que ellos no tuvieran una etiqueta, porque también ya estaban cansados de las etiquetas. Simplemente estaban allí con el fin de crear belleza como propósito común. Haberlos visto a ellos en el primer concierto que hicieron con la orquesta en diciembre 2019 fue posiblemente uno de los de los momentos más conmovedores en la historia de mi carrera. 

 

Fotografía de Sébastien Herbiet

Fotografía de Sébastien Herbiet 

 

Hablando acerca de las poblaciones vulnerables en estos proyectos, sabemos que trabajar con estas comunidades trae dificultades. Queremos saber cuáles en concreto han experimentado ustedes y cómo las han logrado enfrentar.

Nos ha costado mucho entender que cada una de las discapacidades pueden ser un universo. La gente suele empaquetar todo de una misma forma: son personas con discapacidades y ya, pero es muy distinto una persona que tiene una discapacidad múltiple a una persona que tiene una discapacidad cognitiva profunda, o a una persona que tiene una discapacidad cognitiva leve, o cuando hay una combinación de discapacidades físicas y cognitivas. Adentrarnos en ese mundo tan ajeno es complejo, por eso lo estamos haciendo de la mano de una experta, una doctora en musicoterapia que ha sido una acompañante maravillosa para nosotros. Incluso ha sido un reto comprender desde el lenguaje qué se dice, qué no se dice, cómo se dice, cómo se acerca, qué estímulos son demasiados para ciertos tipos de poblaciones. Ha sido un entrenamiento para nosotros y para el equipo de los músicos.

No podemos decir que estamos democratizando la música o las artes o la cultura si no nos empezamos a entrenar en accesibilidad. Pensamos que somos accesibles porque hay una rampa para sillas de ruedas en un teatro. Por ejemplo, uno de los teatros acá en Medellín tiene una entrada para la gente con silla de ruedas, incluso tiene un espacio especial para la gente en silla de ruedas. Uno dice: "Listo, perfecto, con eso es suficiente, bajo esa premisa es accesible", pero quien llega al teatro en silla de ruedas se está perdiendo de todo lo que pasa antes de la función, porque lo que pasa arriba no es accesible para él o ella, desde la charla previa hasta el café; en fin, la conversación social se la pierde. Son cosas que no pensamos porque no tenemos una discapacidad física. Tenemos que entrenarnos en eso.

 

Para finalizar: cuéntanos cuáles sus eventos favoritos dentro de esta nueva programación de Filarmed.

Una pregunta muy difícil. Eso es como cuando a uno de mamá la ponen a escoger cuál hijo quiere más. Bueno, yo creo que el concierto de Mahler, la Sinfonía No. 6, en abril, será muy especial. Lo digo porque lo dirigirá Paolo Bortolameolli, un director chileno que llevábamos tratando de traer, no sé, desde 2010. Paolo es un compositor que ha sido muy importante y un director que se identifica mucho con esta línea de nosotros, la del músico audaz, que hace otras cosas distintas, que se acerca a la música sinfónica de manera diferente. Tener a Pablo va a ser un privilegio enorme para nosotros.

En noviembre 2 tenemos otro concierto muy especial. Resulta que nuestro director titular, David Greilsammer, es pianista de formación. David ha dirigido muchas veces al piano, pero en esta oportunidad va a dirigir una obra que yo jamás he visto con el director en el piano, el Concierto para piano de Bartók. Normalmente, los conciertos que se dirigen desde piano son conciertos de un formato pequeño, tipo Mozart o Beethoven, pero David lo va a dirigir desde el piano con una dificultad enorme. Es realmente un concierto virtuoso para el pianista, además de que tendrá que estar dirigiendo. Creo que ahí vamos a mostrar la versatilidad de nuestro director titular.

Por último, tenemos un concierto para dos trompetas con uno de nuestros músicos más especiales, el maestro Ramón Paniagua, uno de los precursores de la música tropical en Medellín. Desde hace muchos años hace parte de la orquesta y va a estar tocando con nuestro principal de trompeta, Frank Londoño. Será un concierto muy especial porque significa para nosotros la unión de dos generaciones.

Y uno más: este año, a raíz de la muerte del maestro Fernando Botero, hemos querido hablar de las conexiones del maestro en su vida, que no son pocas. Hicimos toda una temporada que se titula "Las 10 de Botero". Son 10 inspiraciones completamente distintas que tuvo el maestro Botero en su vida, que van desde su conexión con Italia, con el centro de Medellín, hasta con la filantropía y con los nadaístas. Cada uno de esos conciertos está dedicado a una de esas conexiones. Esperamos también que se conozca más del maestro Botero, y por supuesto de la música que puede contar esa historia.

 

Mariana Camargo (Bogotá, 2000). Creadora Literaria enfocada en procesos pedagógicos L.E.O y en edición. Es asistente editorial de El Malpensante y fotógrafa independiente.

Andrea Salamanca (Sogamoso, 2000). Profesional en estudios literarios con énfasis en investigación. Es asistente editorial de El Malpensante y co-coordinadora de la Biblioteca Comunitaria Luchín del Bosque. 

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