Aimé Bonpland
El yerbatero platanizado que murió dos veces
Existe una idea según la cual los naturalistas de antaño, lejos de tener una vida apacible, dedicada a la contemplación y a la ciencia, se embarcaban en hazañas de la más sorprendente naturaleza. Con episodios de secuestro, cárcel, desamores y progenie, el paso de este célebre francés por la América del siglo XIX confirma la teoría.
POR Guillermo Angulo

ACERCA DEL AUTOR

Fue director del periódico Ciudad Viva y actualmente regenta la Orquidiócesis de Tegualda.